El camino más directo 

 

  El camino más directo hacia los planos superiores es el del Servicio Desinteresado.

 

  En un mundo demasiado benigno apenas se progresa en la misión que vinimos a desempeñar; en un mundo demasiado duro ocurre lo mismo.

 

  En los planos de alto nivel (los cielos más elevados) alguien se puede estancar y permanecer sin apenas progresar; para ello es conveniente tratar de ayudar a quienes lo necesitan (estos han de pedir ayuda) y esos que necesitan ayuda suelen estar en planos de existencia inferiores. Para progresar en lo espiritual lo más conveniente es prestar servicios de una forma desinteresada, algo que se haga por altruismo. Si entregamos amor y bien eso es lo que nos devolverá el Universo; no queda ninguna acción ni ningún sentimiento sin registrar ya que todo es “ahora”, incluso el pasado* y todo es Uno en este Universo.

 

  Esa sensación de estar bien tras haber prestado servicios desinteresadamente es algo que se percibe incluso en nuestro plano denso de existencia y algo que se percibe todavía con mayor claridad en los planos superiores.

 

  El habernos atrevido a venir a planos tan densos como este es percibido en otros planos superiores como algo heroico, pues en los planos superiores se sabe que es habitual tras venir a un mundo como el nuestro el quedar perdidos, atrapados, ligados a la materia, sin saber lo que realmente somos, quiénes somos ni cómo volver a nuestro verdadero hogar.

 

  El camino del servicio desinteresado es uno de los más provechosos a fin de progresar hacia los otros mundos de mayor nivel y es algo que lo podemos realizar en este mismo mundo en el que vivimos, sin salir de él; lo más fácil es ayudar a nuestros semejantes, pero progresaremos también ayudando a los seres de los reinos animal y vegetal. Para los seres de elevados planos de existencia no es tan fácil el prestar servicios desinteresados sin pasar a prestar esos servicios en planos de existencia de menor nivel (mayor densidad).

 

  Esta es la razón por la que actualmente la Tierra está siendo asistida desinteresadamente por millones de seres de planos superiores, seres de otros puntos de nuestra galaxia, pues este sigue siendo un tiempo clave para la Tierra, para nuestro desarrollo espiritual definitivo o para nuestra auto-aniquilación. Si nuestro progreso en lo espiritual continúa, lo normal es que nos sigan asistiendo millones de seres de otros planos superiores, desde sus naves invisibles para alguien con unos sentidos tan primitivos como los nuestros; nos asisten incluso encarnándose entre nosotros aunque corren el peligro de que tras la caída no puedan despertar. Si nuestro progreso en lo espiritual no continúa lo normal es que estos seres nos abandonen.

 

  No sirve de gran cosa el que tras llegar a este plano nos dediquemos a permanecer en los otros planos mediante la continuada meditación o por otros medios, como el retiro permanente (vida cenobítica).

 

  Lo que sirve siempre es el servicio desinteresado, pero aquí mismo, dando ejemplo de buen hacer, de bondad, de caridad** y dando amor a quienes más lo necesitan, pues en el retiro pocos necesitados hallaremos y en los planos superiores están más avanzados que nosotros, por lo que no hallaremos seres a los que ayudar.

 

  Es aquí y en este momento cuando hemos de demostrar, este es el momento de ayudar, de entregar amor, de catapultarnos hacia los planos superiores, y la herramienta (la catapulta) idónea es el servicio desinteresado.

 

 

El Libertario

 

*realmente el tiempo no existe; es una construcción de nuestra mente
 
**pero no dando a instituciones que ya tengan grandes riquezas y que realmente nunca repartieron o que reparten poco, sino que acumularon o que quienes las regentan tengan muy elevados sueldos, a veces sueldos astronómicos
 
 
 
 
 

  Lo del “Amor a Dios”, a un dios externo a nosotros, es una trampa de los oscuros en la que caímos.

 

  Muchos de nosotros, tanto hombres como mujeres, se retiraron a conventos para estar en “comunión” con Dios, para servirle. Pero parten del engaño de un Dios ajeno a nosotros mismos, por lo que así no podrán dar lo mejor de ellos; así los habrán desviado del camino.

 

  El auténtico DIOS es el Ser que nos da soporte, el Ser que mantiene lo que nosotros, pequeñas partículas holográficas de ÉL, hayamos decidido experimentar, producto de nuestras elecciones según nuestro nivel actual de conciencia. Al auténtico DIOS le hallamos en nosotros mismos y en cada uno de nuestros semejantes, no le hallaremos en el retiro ni en los rezos que nosotros mismos no hayamos creado; si las oraciones no salen de nosotros mismos, de nuestro corazón, no tendrán apenas valor; las oraciones planificadas no tienen valor apenas, pues los sentimientos son lo más importante.

 

  Pero no existe mejor oración a DIOS que la de la ayuda desinteresada.

 

  Siempre hemos de buscar el equilibrio en los mundos duales, por lo que este equilibrio lo hemos de buscar incluso en la ayuda que damos.

 

  No sirve de gran ayuda el dar a una persona, una, otra y otra vez hasta acostumbrarla a vivir con la mano extendida. Tampoco sirve de ayuda el dar lo que uno mismo no ganó; por ejemplo, si un partido político entrega lo que atrapa de las gentes activas para entregarlo a las personas que prefieren vivir en la pasividad y lo que el partido político busca es clientela, votos, realmente no estará ayudando; ese partido tan solo estará logrando que nuestra sociedad sea más dura.

 

  Hemos de buscar siempre el equilibrio. Ayuda, sí, pero hemos de procurar proporcionar una ayuda que libere, no una ayuda que ate; lo ideal sería proporcionar lo indispensable como para que, a partir de un punto, uno salga adelante por sus propios medios.

 

 El Libertario