Fobias y vidas pasadas

 
 

  Sin duda, el mejor investigador de la hipótesis reencarnacionista fue Ian Stevenson (1918- 2007). Doctor en Medicina, enseñó en la Universidad Estatal de Luisiana (Estados Unidos), publicó importantes investigaciones científicas sobre las enfermedades psicosomáticas y ocupó el relevante cargo de jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).

 

  Durante cerca de cuarenta años, Stevenson y su equipo estudiaron casi tres mil casos de niños que eran capaces de recordar sus vidas anteriores. Los expertos viajaron por todo el mundo entrevistando a los pequeños y a sus familiares, y luego tratando de comprobar todos y cada uno de los detalles ofrecidos por estos respecto a sus encarnaciones. Algunos de los casos sólo pueden calificarse de sorprendentes. Una de las conclusiones de Stevenson y los suyos es que los niños de entre dos y cuatro años son los que más información aportan sobre sus existencias pasadas, y es entre los cinco y los siete años cuando empiezan a perder la memoria de las mismas.

 

  El médico psiquiatra Jim Tucker fue durante años uno de los más activos ayudantes de Stevenson. A la muerte de este, tomó el relevo en la investigación de la tesis reencarnacionista. En uno de sus trabajos dio a conocer las conclusiones de un fascinante estudio estadístico. De los tres mil casos recopilados, 1.100 se introdujeron en un programa informático que los analizó en base a doscientas variables. Entre las conclusiones podemos destacar las siguientes: un 75 por ciento de los niños recordaba cómo había sido su muerte en su anterior vida terrenal. De estos, alrededor de un 70 por ciento había fallecido por causas no naturales, como ahogamientos, asesinatos, accidentes, etc. De los datos se puede deducir que una muerte impactante deja una mayor huella en nuestra conciencia.

 

 Otro interesante hallazgo tiene que ver con la estrecha relación entre la causa del deceso en una vida anterior y el padecimiento de fobias en el actual. Por ejemplo, de 47 casos de niños que recordaban su fin por ahogamiento, treinta de ellos presentaban un inexplicable temor a sumergirse en el agua.

 

  Según el citado análisis estadístico, en un tercio de los casos investigados en la India, los pequeños presentaban marcas físicas o defectos de nacimiento que se correspondían con heridas sufridas en sus existencias anteriores. En un 18 por ciento de los mismos, los investigadores no solo consiguieron el testimonio de familiares de las anteriores encarnaciones de los pequeños, sino también informes médicos. Asimismo, se descubrió que el tiempo medio entre la muerte de una personalidad y el nuevo nacimiento es de unos dieciséis meses.

 

  De los 1.100 casos, en 69 los sujetos recordaban detalles muy precisos de su funeral. En veinticinco de estos los investigadores pudieron comprobar la veracidad de tales descripciones. También causó sorpresa que en los 34 casos en que el género de la vida previa y el de la actual fueran diferentes, el pequeño mostraba ciertos comportamientos propios del sexo opuesto. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, los niños se iban acoplando definitivamente a su identidad de género.

 
 
 
DETALLES PRECISOS

 

  Uno de los casos más sorprendentes de todos los investigados por el Dr. Stevenson es el protagonizado por la niña Swarnlata Mishra, nacida en Uttar Pradesh (India) en 1948. A los tres años de edad, cuando paseaba con su padre por el pueblo de Katni, le recomendó que fueran a tomar té a su casa, donde vivía antes de nacer. Swarnlata ofreció detalles asombrosos sobre su antigua familia, llegando a identificar a varios miembros de la misma, incluido su exesposo, Sri Pandey, a quien reveló que en el pasado había tenido dientes de oro y que escondía 1.200 rupias en una caja, información que desconocían sus parientes pero que Pandey acabó admitiendo.

 

  Un suceso similar tuvo como protagonista a Djebel el Alla, un niño druso de cinco años que dijo haber sido un hombre rico en Damasco. Llevado a la capital siria por varios de sus parientes, reconoció numerosos detalles de la ciudad que no podía saber y los guió a su antigua casa, donde vivía una mujer a la que reconoció como su esposa. El pequeño hizo un repaso completo de su vida, ofreciendo numerosos datos concretos, e incluso reveló una lista de sus antiguas propiedades y nombres de familiares y amigos. Pero lo verdaderamente sorprendente ocurrió cuando dijo que en su anterior vida había ocultado una considerable suma de dinero en el sótano de la casa. Hacia allí se dirigió, y sacó el “tesoro” de su escondrijo ante la mirada atónita de todos los presentes.

 

  El Dr. Stevenson investigó in situ el caso de Parmod Sharna, un niño nacido en 1944 en Uttar Pradesh (India), quien decía recordar su existencia anterior. A los cuatro años empezó a decir que tenía una esposa en la ciudad de Moradabad, que regentaba una tienda de galletas conocida como Hermanos Mohan y que había fallecido a causa de una enfermedad estomacal. El psiquiatra viajó a la India para entrevistar al pequeño y a su familia. Después localizó una tienda de galletas en Moradabad, que efectivamente se llamaba Hermanos Mohan, y comprobó que uno de los hermanos había muerto a causa de problemas gastrointestinales.

 

  Otro caso citado por el prestigioso psiquiatra en varios de sus trabajos es el de un niño francés que, cuando comenzó a hablar, indicó que en una vida previa había muerto como consecuencia de unas balas que le habían alcanzado justo donde presentaba varias marcas de nacimiento. Ofreció los nombres de sus asesinos y añadió que uno de ellos lo había acusado de hacer trampas en un juego de cartas antes de que acabaran con su vida. También dio su propio nombre, los de sus padres, hermanas y una amiga, y dijo dónde había vivido y otros muchos detalles.

Por si fuera poco, se resistía a aprender francés, hablaba en un lenguaje incomprensible para sus padres, le gustaba el arroz y el curri caliente y mostraba una enorme agilidad para subirse a los árboles, capacidad que justificó afirmando que en su anterior  encarnación había sido recolector de cocos. Stevenson identificó el idioma que utilizaba el pequeño como cingalés y descubrió que el pueblo citado por este se encontraba en Sri Lanka. En dicha localidad se entrevistó con varios vecinos, quienes reconocieron que allí había vivido un recolector de cocos al que habían asesinado de varios disparos unos años antes de que naciera el niño francés.

 

Tomado de “Dios Existe”, de Miguel Pedrero
 
 
 
 

  Luke Ruehlman, en su infancia insistía en que había sido una mujer que murió en un incendio en Chicago hace más de 20 años, suceso que fue corroborado.

La madre del pequeño Luke Ruehlman se sorprendió mucho cuando su hijo insistía en que había sido una mujer que murió en un incendio devastador en Chicago hacía más de 20 años. 

Comenzó a compartir sus expresiones a sus 2 años de edad. Y a sus cinco, todavía el menor estaba convencido de que en una existencia previa se llamaba Pam, y hablaba de ese incidente con naturalidad. 

Él me decía ‘yo solía ser (Pam), pero me morí y fui al cielo y vi a Dios y, finalmente, Dios me regresó a acá abajo. Cuando me desperté era un bebé y tú me llamaste Luke’, reveló Erica, madre del niño, al programa televisivo Ghost Inside my Child, que ha reseñado numerosos casos similares. Además, le decía que había muerto al saltar de un edificio (por el incendio), que su cabello era negro, y que vivía en Chicago. 

La mujer, original de Cincinnati, insistió en que no tenía idea de dónde el hijo habría sacado una historia como esa a tan corta edad, que jamás había mencionado el nombre de Pam delante de él, y mucho menos, visitado Chicago. 

Al indagar, la madre del niño, quien aclaró que no recibió dinero por parte del programa para brindar su testimonio, encontró que en efecto hubo un fuego en 1993 en el hotel Paxton, en Chicago, en el que murieron 19 personas, incluyendo una mujer de nombre Pamela Robinson, de alrededor de 30 años. Además, contactaron a la hija de Pam, quien se percató de que el niño tiene el mismo gusto musical de quien fuera su madre.

 

 

  Relatos como estos reviven la teoría sobre la reencarnación. ¿Hemos tenido vidas previas? De ser así, ¿por qué no recordamos?

 

  Más común de lo que se piensa  

 

  Al consultar con el psicólogo clínico JESÚS SOTO ESPINOSA, quien está afiliado al instituto investigativo Rhine Research Center de la Universidad de Duke, expresa que el caso de Luke, para nada, es aislado. “Por décadas se han hecho investigaciones sobre niños que han compartido datos relacionados con una vida anterior”, revela:

 

  ¿Posible que se trate de una fantasía? “Un niño de 2 años, 3 y hasta 7 años, no tiene la capacidad de elaborar una historia detallada sobre una vida anterior con datos que incluyen una familia, sus miembros, rasgos físicos y de personalidad, conflictos…”, asegura. “Estos niños apenas están desarrollando su lenguaje, apenas han sido influenciados por la cultura y su entorno en general”, añade el psicólogo. “En esta etapa de la vida, (un niño) tiene pensamientos concretos, o sea, recuerdan lo que dicen ahora mismo, y si les preguntas minutos después, ya lo han olvidado. Los niños no pueden mentir de manera elaborada. Es a partir de los 7 años el desarrollo de pensamiento abstracto, de memoria a largo plazo, cuando empieza a elaborar historias complejas”.

 

  Otro aspecto que resalta el doctor es que “la reencarnación no es acerca de religión, es acerca del peso de la evidencia, en qué dirección conducen los datos. Si pueden ser corroborados, entonces ya no es sugestión, ni fantasía, y tiende a apoyar la hipótesis de la reencarnación”.

 

  Uno de los ejemplos más típicos en muchos de estos niños es el de la xenoglosia, la habilidad para hablar o escribir un idioma al que jamás la persona ha sido expuesta. “Al momento, la ciencia no tiene respuesta para eso”, señala enfático.  

 

  Pero, ¿por qué no recordamos? 

 

  “En términos filosóficos, parecería que la naturaleza nos ha facultado con un mecanismo de defensa que es el olvido”, analiza el doctor. “Esto es importante porque es a través del olvido que logramos bloquear aquellas ansiedades, aquellos corajes y sentimientos de venganza de vidas pasadas que podrían obstaculizar nuestras actividades del hoy y ahora”, añade.

 

   Al explicar una de las hipótesis, expresa que “estamos hablando de memorias extracerebrales, que están localizadas en un cuerpo extracerebral, que muchos llaman espíritu. El contenido de esa memoria no la tiene el nuevo sistema nervioso”, explica. “Por eso, no recuerda”.

 

  A la vez, al cuestionarle por qué unos recuerdan y otros no, “a veces, dependiendo de la profundidad del dolor, la cultura, podemos ‘abrir’ las puertas a los recuerdos”. Según insiste, “en el trauma se acentúa el drama del dolor”.    

 

  Qué hacer si tu hijo presenta un comportamiento similar

 

  “Recordar no le hace daño (al menor)”, asegura Soto Espinosa. Además, “usualmente, la gran tendencia es a que la memoria cerebral del aquí y ahora comience a dominar y se empieza a enfatizar el aquí y ahora, se van alejando esas memorias”. De hecho, en el caso de Luke, su mamá mencionó que en la actualidad ya el menor no habla del tema. “Era como si solo necesitara expresarlo”, reveló. 

 

  El psicólogo enfatiza que es importante escuchar al menor. “Anotar todos los supuestos disparates que dice el nene. Validar la información, y más si tiene un contexto histórico”, aconseja. “Además, recuerdos o no, hay que aprender a escuchar a nuestros niños para ayudarlos a canalizar sus ansiedades, aun si se trata de una fantasía”.

 

  El doctor menciona que en el caso de los padres que opten por no buscar ayuda, esta decisión no hará daño al menor. Sin embargo, si deciden llevarlo a un profesional para indagar sobre su experiencia, “es importante que acudan a un psicólogo que haya estudiado estos temas, que tenga apertura para que el niño tenga espacio para ventilar las preocupaciones de esos recuerdos”. 

 

  La relación con los terrores nocturnos o “night terrors” 

 

  Teorías apuntan a que los terrores nocturnos o las típicas pesadillas que suelen ser comunes en los niños durante sus primeros años de infancia pudieran ser una manifestación de recuerdos traumáticos de vidas pasadas. “En muchas ocasiones el disturbio de sueño responde a ansiedades, preocupaciones acerca de asuntos que el niño no puede resolver”, señala Soto Espinosa. Sin embargo, cuando surge la sospecha de que se trata de recuerdos de una vida pasada, es cuando “son sueños recurrentes, que (el menor) sueña una y otra vez. El drama es bien vívido. El niño siente que está en la historia, es parte de la película. Se puede hasta visualizar con otro cuerpo”, explica. 

 

  Por su parte, el psicólogo Carlos Sosa explica que los “night terrors” “ocurren cuando los pequeños son expuestos a elementos que contribuyan a crear su fantasía. “Ellos no tienen su desarrollo cognoscitivo con la madurez de un adulto. Este desarrollo se da por etapas y ellos no tienen una noción clara para distinguir fantasía de la realidad”, menciona. “Al despertar, piensa que tuvo una situación real como la de sus sueños”.

 

  Sin embargo, al hablar sobre la posibilidad de que en algunos casos se trate de recuerdos de vidas pasadas, el ex presidente de la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico señala que “hay mucha documentación científica sobre el tema, con hechos corroborados, pero eso se deja para el área conocida como psicología transpersonal, donde se da espacio para que se estudien estos fenómenos”. 

 

 

Ryan Hammons

 

A sus 4 años, Ryan Hammons comenzó a vivir sueños particularmente lúcidos, muchas veces acompañados de pesadillas. En estas apariciones veía aparecer ante sus ojos imágenes de lugares que no conocía, pero con los que sentía tener una cierta familiaridad, y de personas a las que creía querer… aunque nunca las hubiese visto. Originalmente asustado, mantuvo las apariciones en secreto por casi un año antes de revelar a su madre lo que estaba pasando.

 

Para cuando le confesó lo sucedido, a los 5 años, ya había recolectado una gran cantidad de datos relativos a su vida pasada. Su madre comenzó a pensar que era imposible que un niño de esa edad construyera una historia tan compleja de la nada: sus relatos pasaban por antiguos actores de Broadway con los que jamás había hablado, por lugares del mundo que no tenía modo de conocer… y por la clásica imagen de “Hollywood” que originalmente ponía “Hollywoodland”.

 

Sin embargo, el asunto tocó fondo un día que, hojeando un viejo álbum de fotos de Hollywood, Ryan vio una foto en la que reconoció a uno de sus amigos más cercanos… y junto a él a quien habría sido su yo en la vida pasada. A estas alturas, la mujer decidió contactar con un profesional: el Doctor Jim Tucker.

Este psicólogo había tratado varios casos semejantes en el pasado y, por lo general escéptico, había determinado en muchas ocasiones que se trataba de recuerdos inducidos por viejas fotografías y que la mayor parte de las veces los niños tenían acceso a más información del pasado de la que los adultos pensaban. Esto, con una imaginación boyante, bastaba para explicar muchos de los casos supuestamente inexplicables.

 

Pero desde el principio quedó claro que Ryan no era uno de estos casos. El personaje que habría reencarnado en él era Marty Martyn, un doble de Hollywood (posterior agente) con una historia absolutamente oscura del que poca, si alguna, información era pública en aquel momento. Y sin embargo, una cantidad impresionante de coincidencias comenzaron a surgir.

 

Ryan recordaba la calle Rock. Marty Martyn había vivido en la calle Rox. Ryan hablaba de 4 matrimonios y 3 hijos: los 4 matrimonios eran precisos, pero había un solo hijo, aunque parece ser que habría otros que no se formalizaron. Ryan hablaba de yates y de antiguas presentaciones de Broadway que resultaron existir y de las que Marty Martyn hizo parte.

 

Al final, siempre con un toque de escepticismo, el Dr. Tucker afirmó:

 

'hay que dejar la puerta abierta a explicaciones alternas cuando no queda ninguna razonable'.

 
 
 

 

 EL CASO SHANTI DEVI

 

Este es uno de los casos más curiosos y documentados.

 

La historia comenzó con el nacimiento de Shanti en el corazón de una familia clase alta, en el año 1926, en Nueva Delhi, India. Cuando la pequeña cumplió los 4 años comenzó a narrar con todo lujo de detalles la historia de su vida pasada.

 

Cuando Shanti Devi cumplió los 4 años comenzó a explicarle a su familia que en su otra vida se llamaba Ludgi, y que tenía un esposo y tres hijos. Fue justamente dando a luz a su tercer hijo cuando falleció, lo cual ocurrió en 1925, es decir, un año antes del nacimiento de Shanti. La niña incluso les indicó a sus padres la dirección exacta de su antiguo hogar.

 

En un principio los padres no le prestaron mucha atención a la niña, pero al ver qué pasaba el tiempo y la pequeña Shanti no desistía de su historia procedieron a llevarla con diversos especialistas. Los doctores no encontraron nada extraño en la salud de la pequeña, salvo la historia sobre su antigua vida que repetía una y otra vez.

 

Cuando Shanti cumplió 9 años, su abuelo hizo lo que nadie se había atrevido a hacer hasta entonces. El hombre le escribió una carta a Kedarnath, supuesto esposo de Ludgi, a la dirección que la niña tantas veces había indicado. Para sorpresa de todos, efectivamente Kedarnath vivía en ese lugar junto a sus tres hijos. Había quedado viudo después de que su esposa, llamada Ludgi, falleciera tras dar a luz a su tercer hijo.

 

Después de entablar en varias ocasiones comunicación, la pequeña Shanti viajó junto a sus padres y un grupo de reporteros hasta la ciudad de Muttra. Allí encontró sin pérdida su antigua casa, reconoció a su esposo y a sus dos hijos mayores, así como también a su otra madre, quien vivía cerca del lugar.

 

Uno de los aspectos que más llama la atención de este caso fue cuando su antiguo esposo, Kedarnath, le preguntó por unos anillos que él le había regalado antes de morir. Shanti sin pensarlo indicó un lugar en el jardín y le dijo que había colocado los mismos en una caja de madera que había enterrado en ese lugar. Después de cavar muy superficialmente, Kedarnath encontró los dos anillos.

 

El caso de reencarnación de Shanti se convirtió en uno de los más documentados de la historia. Su antigua familia cortó toda comunicación después de que la prensa no los dejara vivir tranquilos. Toda esta atención mediática tampoco fue positiva para Shanti, quien vivió una vida bastante solitaria.

 
 
 
 
 

 ESTA NO ES MI CASA

 

Erlendur Haraldssin, profesor de psicología en la Universidad de Islandia investigaba muchos casos de niños que alegaban tener recuerdos de vidas pasadas. Las pruebas psicológicas y análisis estadísticos mostraron que estos niños tenían un mayor vocabulario que los niños de su edad, y su desarrollo intelectual a menudo estaba ligeramente por delante. Sin embargo, sus características psicológicas mostraron que no había una diferencia estadística significativa. Hay una excepción, que estos niños sufrían síntomas de  trastornos de estrés post traumáticos. Esto típicamente es de situaciones de estrés elevadas como cuando sus vidas corren peligro, heridas físicas graves, y/o estrés mental o físico grave. Sin embargo,  estos niños no han estado en combate o en situaciones similares que normalmente se asocian con estos síntomas. El profesor Haraldsson sostuvo que el recuerdo de las experiencias de la muerte de sus vidas pasadas es la mejor explicación a su estrés post traumático psicológico.

 

El profesor Haraldsson brindó al equipo de grabación un caso muy dramático de Sri Lanka.

 
 

El equipo de grabación y el profesor Haraldsson llegaron a una pequeña aldea llamada Veyangoda, en el distrito de Gamphaha, para visitar la familia de Nissanka. La pareja tenía una hija que se llama Dilukshi Nissanka. La madre contó que Dilukshi decía repetidamente que ella no era hija de la familia Nissanka. Creía que su verdadero hogar estaba en Dan Bula, que estaba ubicada en medio de Sri Lanka y a más de 100 Km de Veyangoda. Cuando era joven, sus padres la mandaron a una guardería dirigida por un templo budista, pero ella decía: “Mi templo está en otro sitio”. En las comidas y antes de ir a la cama, hablaba continuamente sobre su “verdadero hogar”. Sus padres pensaban que estaba bromeando, así que no le daban importancia a lo que decía. Sin embargo, hablaba en reiteradas ocasiones sobre ellos y daba muchos detalles sobre esa familia y la vida de allí, incluyendo sus ropas, muebles, y bienes. Comentaba que la empujaron a un río y cayó mientras jugaba en él. Tenía un recuerdo muy claro de los detalles del río y de los lugares circundantes.

 

¿Estaba fantaseando? El profesor dijo que si es solo una fantasía de un niño, normalmente pensaría en cosas relajantes y confortables, no en la muerte por ahogamiento. Para la madre de Dilukshi, sus “recuerdos de vidas pasadas” le hacen sentirse triste, pensando que su hija no estaba satisfecha con su cuidado.

 

Los padres de Dilukshi no podían detenerla de las continuas peticiones en busca de su “verdadero hogar”. Finalmente fueron al templo más famoso de Dan Bula, el Templo de la Roca, para pedir ayuda al abad, puesto que Dilukshi había hablado también sobre el templo. Le preguntaron si conocía a una niña que se había ahogado. El abad dijo que no conocía a la niña pero que le presentaría a un periodista. Éste entrevistó a la familia Nissanka y publicó la historia en el periódico, incluyendo los detalles de la vida pasada como describía la niña. Varios días después, la familia recibió una carta de una aldea en Dan Bula. La remitente, Dharmadasa Ranatunga, decía que la historia publicada en el periódico, incluyendo las zonas de los alrededores del río, coincidían exactamente con la experiencia de la pérdida de su hija Shiromi. Quería conocer a Dilukshi.

 

Dilukshi y sus padres fueron a su “casa” de Dan Bula en coche. Antes de llegar a la aldea, la niña describía todo en la aldea con entusiasmo, y hasta guió al conductor cómo llegar a su “casa”. Sus padres estaban realmente sorprendidos. Finalmente Dilukshi conoció a sus padres, hermanas y hermanos de su vida pasada.  Se arrodilló y empezó a llorar. La reunión en dos vidas hizo que sus padres se sintieran  tristes y alegres. Los espectadores se conmovieron por la escena. Dilukshi reconoció sus cosas, así como a sus vecinos de su anterior vida. El profesor se percató que su comportamiento también cambió en esta casa, desaparecieron sus preocupaciones y ya no actuaba con timidez. Parecía que era muy feliz y estaba más despreocupada.

 

Después, Dilukshi llevó al profesor al lugar donde se ahogó en su vida pasada. En un pequeño rio había una piedra enorme, y los niños a menudo jugaban allí. La niña contó que se ahogó en ese sitio.

 

Al ver este tipo de prueba tan evidente, los científicos dijeron que se debía considerar seriamente la reencarnación. Sin embargo, las siguientes preguntas, aún son más profundas. ¿Qué significa la reencarnación? ¿El alma existe realmente? ¿Cómo impacta esto en nuestra vida diaria moderna? Todo el mundo necesita pensar en estas preguntas. 

 
 
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LO NORMAL es que las fobias o miedos inexplicables que padecemos sea algo que arrastramos de vidas pasadas, pero para poder creer esto es necesario que creamos en la Reencarnación.

 

Los antiguos cristianos antes de que el emperador Constantino crease la religión cristiana en el siglo IV (se creó como una amalgama de ideas pertenecientes a varias religiones existentes entonces), creían en la Reencarnación tal como había enseñado el Maestro, pero el emperador Justiniano la eliminó de las ideas que la religión de Roma debía admitir*; se eliminó este conocimiento de todos los libros de esta religión y todas las alusiones a ella en sus libros para sustituirlo por la enseñanza de que todos resucitaremos en cuerpo y alma el día del Juicio Final por muy demacrados que estemos.

 

La Reencarnación es un hecho; es algo absolutamente real, pero quienes se hicieron con nuestro planeta, unos seres de gran Oscuridad, no desean que tengamos conocimiento de la Reencarnación; prefieren que alberguemos ideas falsas, pues a través de falsedades es como nos manejaron y nos siguen manejando; ellos necesitan que seamos ignorantes en cuanto a las grandes verdades. Todos reencarnamos cientos e incluso miles de veces.

 

Tras muchas encarnaciones como mujer podemos encarnar como hombre, y esta es la explicación verdadera al hecho de que nazcan hombres con una energía muy femenina, con gustos e incluso gestos femeninos.

 

Por supuesto, en el caso de que, tras muchas encarnaciones como hombre, un hombre reencarne como mujer, esta presentará una energía muy masculina, gestos y gustos masculinos; pero no es normal el que se alterne entre sexos, sino que se cambia tras una gran tanda de encarnaciones en el mismo sexo.

 

Cuando evolucionemos suficientemente nuestra tendencia será a existir en un estado intermedio: el de ser andrógino.

 
 

El Libertario

*Justiniano convocó un Concilio o Sínodo en el año 543 en Constantinopla principalmente al objeto de eliminar la idea de la Reencarnación; el Papa de aquel entonces era Virgilio y se opuso a la eliminación del conocimiento de la Reencarnación; por eso el Papa no asistió al Concilio, conocido como el Segundo Concilio Ecuménico. El Concilio estuvo presidido por el emperador y bajo su total control, a pesar de contar con la presencia de 165 obispos

 

 

 REENCARNACIÓN
 

 El caso de la Sra. Smith

 

 Arthur Guirdham, un psiquiatra experimentado de Inglaterra, recibió a una paciente, la Sra. Smith, también inglesa, casada y madre de familia, por unos episodios frecuentes de sueños en los que vivía intensamente sucesos que la situaban en el siglo XII como una mujer que había sido compañera de una persona cátara perteneciente a la nobleza en una región próxima a Toulouse, en Francia.

 

 A veces tenía pesadillas y gritaba; con frecuencia llamaba a su compañero de entonces y necesitaba ver cómo deshacerse de estas pesadillas. Su compañero de aquella época se llamaba Roger. Esta paciente, desde muy temprana edad recordaba esa vida pasada y fue capaz de describir a los personajes, su atuendo habitual, el atuendo de su compañero y sus poemas e incluso fue capaz de escribirlos en un idioma que se correspondía con el antiguo idioma del Langedoc, aunque su etapa con más anotaciones corresponde a la edad de 13 años.

 

 Fue capaz de dar nombres de pueblos en los que había habitado o que había conocido, los nombres de las personas con las que había convivido y las situaciones, rituales de los cátaros y lugares de refugio de estos en sus peores días.

 

 La veracidad de los hechos que describió la Sra. Smith pudo ser contrastada a través de estudiosos de los cátaros en Francia y por los registros de la propia Inquisición. Ella misma describió su propia muerte quemada en la hoguera por la diabólica Inquisición, uno de tantos crímenes de esta.

 

 La paciente misma viajó posteriormente desde Inglaterra con su marido a la zona de los hechos y fue todavía capaz de reconocer los lugares descritos, a la vez que sentía miedo de acudir a alguno de los lugares en los que más sufrió los rigores de la persecución de los cátaros o albigenses; sobre todo sentía miedo en la zona de Saint Etienne en Toulouse; esta era la zona desde donde operaban los inquisidores.

 

 Sin conocer el idioma francés en su vida actual fue capaz de apuntar nombres de lugares que había conocido en la etapa de sus recuerdos, como Montreal, Fangeaux, Mazerolles, Montgaillard (al sur de Foix), Montbrun, St. Papoul, St. Paul de Jarrat, Gaja, etc.

 

 También introdujo nombres de personas, como Sicard, Guiraud, Levis, del obispo Imbert, etc.; a los 17 años seguía recordando. Sus pesadillas de la época actual involucraban con frecuencia a un hombre de la familia de su compañero Roger llamado Pierre de Mazerolles, a quien describía cono un hombre sin prejuicios, preocupado por la riqueza y que se jactaba de haber matado a unos inquisidores; la matanza se produjo en Avignonet y se pueden hallar registros sobre esta*. Las hermanas y hermanos de Roger hicieron declaración ante la Inquisición y por esto se pueden confrontar los detalles en los registros.

 

 Roger Isarn, su compañero, con el que tuvo una hija que murió a los pocos meses de nacer, fue “parfait” (perfecto) cátaro y, a pesar de ser de la nobleza, se dedicaba a la predicación; su familia, y sobre todo su hermana Helis (o Alaïs), parfait ella también, se dedicaron a acoger a los cátaros en la época de las persecuciones en sus grandes casas fortaleza. Roger había heredado la afición de trovador de su abuelo Guillaume de Durfort; es descrito por la Sra. Smith como un hombre con el pelo muy largo y vestido con una túnica azul y un cinturón que llevaba una hebilla con una insignia; los parfait cátaros llevaron esta túnica azul tan solo en sus tiempos difíciles, pues antes estas eran negras. Roger pasaba temporadas fuera de su casa para poder predicar y para poder ocuparse de sus otras posesiones; nunca sabía nuestra protagonista cuándo regresaría. Roger murió en la cárcel tras ser aprehendido en St. Papoul; en sus últimos tiempos sufría de una enfermedad que cursaba con episodios de tos y episodios de fiebre (con gran probabilidad se trataba de la enfermedad que hoy conocemos como tuberculosis); en la cárcel fue maltratado y se le mantenía con las ropas húmedas, algo que empeoraba su enfermedad.

 

 La veracidad de los datos sobre los que la niña (Sra. Smith) había escrito en su juventud sobre las hermanas y hermanos de Roger y su madre, pudieron ser constatados a través del libro Historie de la Inquisition au Moyen Age, de Guiraud; a través de la Doat Collection de la Biblioteca Nacional de París; de los escritos de Jean Duvernoy sobre las familias herejes de Lauragais y a través del profesor de literatura de Toulouse Rene Nelli, especialista en temas cátaros.

 

 El mismo psiquiatra Arthur Guidham se interesó profundamente por el caso de su paciente y acudió a investigar personalmente a estos lugares de Francia para corroborar lo expuesto por su cliente acaecido 700 años atrás.

 

 La cliente, la Sra. Smith, no sabía que se trataba del pasado de los cátaros aquello que revivía, pues nunca había oído hablar de ellos. Revivió y guardó los poemas que recitaba su compañero Roger, del que estaba profundamente enamorada, la mayoría recordados y escritos durante su niñez y su pubertad; estos se compararon con poemas de la época en la Lengua de Hoc y resultaron coincidir en gran parte con algunos poemas de los trovadores de esos lugares recogidos en libros, aunque no se encontraron varios de los poemas revividos. Las monedas descritas y dibujadas también se correspondían con las de entonces, aunque principalmente las usaba la nobleza o la gente rica de entonces; eran monedas de plata divididas en cuatro cuadrantes; la gente sencilla de aquellos tiempos no usaba monedas, pues hacía intercambio de bienes (trueque), aunque una buena parte se lo quedaba la Iglesia.

 

 Toda esta cantidad de datos suministrados por una persona que no sabía francés ni había estudiado en Francia, datos recopilados desde su niñez, constituye un ejemplo de alto valor sobre la verdad de la Reencarnación.

 

  Datos extraídos del libro “Cátaros y Reencarnación” de Arthur Guirdham
 
 Los antiguos cristianos, creían en la Reencarnación, tal como había enseñado el Maestro. Pero este conocimiento fue eliminado de la religión del imperio por el emperador Justiniano en un Concilio Ecuménico (el segundo Concilio Ecuménico) que él mismo había convocado para este fin principalmente. El Papa de entonces, Virgilio, no quiso asistir al concilio por estar totalmente en desacuerdo con eliminar y esconder el conocimiento de la Reencarnación; pero Virgilio hubo de plegarse a lo acordado en el concilio, pues en otro caso se le desterraba.
 
 

LA MUERTE NO EXISTE

 

Eduardo C. murió en la ciudad de Quito (Ecuador) en 1996. Dejó tras de sí una vida pletórica de realizaciones, así como una extensa y bella familia agradecida por las innumerables acciones de ese patriarca justo y amoroso. Había sido dueño de una empresa de curtiembres y desde que nacieron sus hijos sembró en ellos adecuadamente los valores del trabajo, la dedicación y la superación, que fueron creciendo en el seno de un hogar bien sustentado por el amor y los cuidados de Anita, su mujer. Eduardo había tenido varios hijos con Anita, pero por diversas razones, Rafael, el cuarto de ellos, era su preferido. Precoz y acucioso desde niño, estaba ávido de aprender todo lo que hacía el padre y destacó rápidamente en todo lo que se proponía. Con los años llegó a graduarse como ingeniero y creó su propia empresa con máquinas que él mismo armaba y desarmaba, manteniéndolas operativas donde muchos otros se hubiesen desanimado. Rafael se casó y llegó a tener tres hermosos y brillantes hijos, orgullo de cualquier padre. En el año 2002, seis años después de la muerte de Eduardo, nació la hija de Mauricio, el hermano mayor de Rafael, a la que llamaron Camila. Desde que nació, la sobrina produjo una inexplicable fascinación en Rafael, a tal punto que la esposa de Mauricio le dijo a su marido que había pensado nombrar padrino a Rafael de su Camila por la extraordinaria empatía que tenía con la niña, porque era evidente que era quien, además de sus padres, más la quería.

 

El tío Rafael se mantuvo pendiente de Camila y la consintió desde muy pequeña, incluso pasando mucho tiempo con ella, a pesar del gran amor y atención que tributaba a sus hijos. Era algo incomprensible para todos, especialmente para el propio Rafael. Y era tanto el deseo de pasar tiempo con su sobrina que se ofrecía una y otra vez para llevarla personalmente en su coche a cuanto compromiso ella tuviera, ya fuera a la piscina, al ballet, adonde fuese. Naturalmente esto llegó a provocarle celos a Mauricio, el padre de la niña. Una de esas veces que Rafael llevaba a la pequeña Camila en su coche, ella, que estaba sentada en la parte posterior, insistió en ponerse delante, cosa que no era adecuada por ser ella pequeña. Pero fueron tales los ruegos que el tío accedió y le colocó el cinturón de seguridad. Nada más sentarse ella en el lado del copiloto, cruzó las piernas como una persona mayor y entrelazó los dedos de las manos sobre sus rodillas como lo hacía su abuelo Eduardo. Resulta que en los últimos años de su vida don Eduardo era llevado regularmente por Rafael a sus chequeos médicos y el anciano patriarca, en cuanto se sentaba en el asiento delantero del copiloto cruzaba las piernas y colocaba las manos en la misma posición que ahora adoptaba su nieta Camila. Rafael no había relacionado la postura de la niña con la que adoptaba su padre, pues estaba concentrado en conducir el coche, cuando de pronto la niña se gira y mira a su tío Rafael y le dice: –¿Recuerdas, Rafael, cuando yo era tu padre? –¿Qué dices, Camila? ¿Que tú fuiste mi padre? –¡Sí!… ¿Recuerdas cuando me llevabas en tu otro coche al médico? Rafael comenzó a reírse nerviosamente y no atinaba a decir nada. Solo escuchaba a la niña pensando que bromeaba o fantaseaba. Tiempo después Rafael me buscó para contarme la experiencia que había tenido con su sobrina, quien aparentemente sería la reencarnación de su padre Eduardo ya fallecido. Le pedí entonces reunirnos y también con Mauricio, su hermano y padre de la niña. Ya congregados, Mauricio nos confió lo siguiente: –Desde que empezó a hablar, Camila, en vez de llamarme papá me decía «Mauri», como solía llamarme mi padre, lo cual me extrañó. Desde muy pequeña, a los tres años y medio, sabía cosas increíbles y anticipaba acontecimientos. También relataba cosas sobre sitios y situaciones que era imposible que hubiese conocido. Llegué a pensar que podía ser memoria genética. »Una vez íbamos en el coche por la calle y de pronto la niña, inquieta desde atrás, me dice: «¡Mauri, quita el pie del embrague! ¿No recuerdas cuando te enseñaba a manejar?». «¡Camila, por favor!... ¿Cuándo me has enseñado tú a manejar?». «¡Antes!... ¡Cuando era tu papá!». »Y ciertamente mi papá me enseñó a manejar. Él tenía un Volkswagen y siempre me decía lo mismo: «¡Quita el pie del embrague!». »Más adelante, la niña señaló una casa donde mi padre y nosotros sus hijos habíamos vivido 40 años atrás. Entonces ella me dijo muy excitada: «¿Te acuerdas, Mauri, cuando vivíamos en esa casa?». «¿Cómo te puedes acordar, Camila, si tú no existías en ese tiempo?». «¡Sí! ¡Fíjate, la entrada estaba allí! Pero han bloqueado la puerta y la han abierto al otro lado» dijo ella entusiasmadísima. Ciertamente, los dueños actuales habían realizado esas modificaciones. »Otro día, cuando la niña tenía cuatro años, salimos al parque para volar una cometa, y nada más tratar de alzarla en vuelo ella me interrumpió quitándomela de las manos y diciéndome: «Ay, Mauri, ¡no sabes volar cometas! Te voy a volver a enseñar ya que parece que has olvidado lo que te dije cuando eras chico». Después de que Mauricio me contara esto le pedí que hiciera un experimento recordando lo que hacen los lamas tibetanos cuando fallece el Dalai Lama: después de dos años realizan un estudio astrológico evaluando dónde podría volver a nacer, y finalmente recogen objetos diversos que le pertenecieron en vida y los llevan consigo y salen a buscar a su nueva encarnación. El experimento consistía en que le llevara a Camila varios objetos bonitos y llamativos, y entre ellos colocara algún objeto que hubiera pertenecido al abuelo Eduardo. Pero tenía que ser algo muy cercano y personal. Mauricio encontró el antiguo mango de un cuchillo que usaba don Eduardo en la curtiembre. No tenía hoja, y lo metió entre los demás objetos. Era algo tosco y feo; difícilmente podría llamar la atención de una niña pequeña. Sin embargo, ella, ante el ofrecimiento de su padre de poder escoger uno de los objetos como regalo, al ver expuestos todos sobre una mesa, algunos de ellos hermosos y atractivos juguetes, después de observarlos detenidamente escogió el viejo mango del cuchillo y se puso a jugar con él. Cuando Mauricio le preguntó por qué había seleccionado un objeto tan feo, ella le contestó: –¡Porque este es mío!

 

Este relato real que me tocó escuchar de los mismos testigos es una comprobación más allá de toda duda de la existencia de vidas sucesivas, la reencarnación, y de que cuando las relaciones son muy intensas entre las personas estas vuelven a relacionarse entre sí. En el caso de Mauricio, al ser el primogénito se había quedado con un sentimiento profundo de insatisfacción por no haber contado con la atención y el cariño de su padre, cosa que ahora se cumplía al tener en su propia hija a ese mismo espíritu que venía a compensar lo que quedó pendiente.

 

La muerte no existe : La gran metamorfosis - Sixto Paz Wells